Diabético, sin mandíbula, ciego. Y aún así, un gran visionario.
Desde los 6 años, la vida decidió que jugaría en modo difícil. A los 29, un osteoblastoma agresivo decidió que perder un pedazo de mi mandíbula sería una gran idea. Spoiler: no lo fue. Pero, ¿quién necesita una mandíbula perfecta cuando tienes una voluntad de hierro? A los 33, la vida me lanzó otra bola curva: la pérdida de la vista. Muchos habrían tirado la toalla, pero yo la usé para limpiarme el sudor y seguir adelante. Decidí que si no podía ver el mundo, haría que el mundo me viera. Cambié de carrera y me sumergí en el fascinante mundo de la ciencia de datos y la inteligencia artificial. No fue fácil, pero nada que valga la pena lo es. Hoy, estoy trabajando en un bootcamp de Computer Vision y cursando una maestría en biotecnología. Mi objetivo: desarrollar una aplicación de inteligencia artificial que brinde independencia total a personas con ceguera y encontrar una cura para la diabetes tipo 1. No busco la inmortalidad en el sentido clásico, sino a través de hacer una cosa importante. Como decía aquel androide en el comercial de Johnny Walker: "Yo puedo alcanzar la inmortalidad si no dejo de funcionar, tú puedes alcanzarla simplemente haciendo una cosa importante."
Mi trayectoria académica incluye una licenciatura en Administración de Empresas del Instituto de Enseñanza Superior en Contaduría y Administración en 2010. Recientemente completé una ingeniería en Gestión de Proyectos en la Universidad Virtual del Estado de Guanajuato en 2024. Además, he obtenido certificaciones en diversos campos relacionados con la ciencia de datos y la inteligencia artificial, consolidando habilidades en análisis de datos, desarrollo backend con Python, visualización de datos con Altair, y comunicación asertiva, entre otras.